lunes 2005-07-04
Pues sí, me he estado tomando unas buenas y merecidas vacaciones durante los últimos días. Aprovechando el "parón" virtual de Megatokyo (o sea, los cómics de cuando Fred se fue a Europa de tour), yo he hecho lo propio y me he ido a disfrutar del sol y el calorcito de España.
Y de recuerdo de los aires acondicionados me he traido un catarro del doce. Tenía la campanilla en mi garganta que parecía el badajo de las campanas de la catedral de Burgos. Pero un par de pastillas más tarde estoy algo mejor, aunque la tos no se me va ni queriendo.
No es lo único que me he traído, por supuesto, también fotitos de la maratón que me di por el Mediterráneo con Cymbaline (si alguno de vosotros, queridos lectores, lee el foro original en inglés de megatokyo.com, sabréis que es uno de los moderadores de allí), incluyendo famosos lugares como la Alhambra o la Sagrada Familia.
En fin, que uno se va haciendo mayor y el cuerpo ya no está para estos trotes.
Ya de vuelta, y como viene siendo habitual en el aeropuerto de Barcelona, nuestro vuelo venía con retraso. Digo yo, ¿por qué no hicieron el aeropuerto en un sitio que tuviese menos nieblas? Tanto retraso, de hecho, que a
mi PDA se le acabó la batería mientras jugaba al
Nethack, así que tuve que recurrir al entretenimiento a la vieja usanza, y hacerme con un libro impreso en auténtico papel de árbol. Tras pensármelo un poco, me decidí por "El Caballero del Jubón Amarillo", que resultó ser la quinta entrega de las Aventuras del Capitán Alatriste, de Arturo Pérez-Reverte. ¡Pardiez, a fé mía que no había disfrutado tanto de un libro en largo tiempo! Altamente recomendado, voy a ver si me hago con los cuatro libros anteriores.
Y ahora a lo que importa, tengo un programa de Java que terminar (bueno, si es que alguna vez uno "termina" un programa, me siento como George Lucas y las tres pelis originales de la Guerra de las Galaxias).